Érase una vez... un microcuento













Autor: Varios autores

Género: Microcuentos
Editorial: Diversidad Literaria
Año: 2013
Páginas: 211 
Calificación: 3/5



El presente libro es una antología de microcuentos con relación a uno de los varios concursos organizados por el colectivo Diversidad Literaria, por lo que incluye una selección del total de participantes y por supuesto a los ganadores del concurso.

En términos generales puedo decir que es un libro muy interesante. Reúne a escritores de los cinco continentes, estando muchos de los microcuentos llenos de ingenio y creatividad por lo que he disfrutado mucho su lectura. Como la temática del concurso fue libre, los pequeños argumentos son de los más variados y creativos. Tengo por seguro que se le hizo muy difícil al jurado elegir a los ganadores.

Creo que si algo tengo que criticar es su extensión, 211 páginas con microcuentos me parece excesivo y me llegó a cansar un poco.

Como datos curiosos, uno de los microcuentos titulado Cuestión de honor (pág. 118) me hizo recordar el final del cuento El alfiler del gran Ventura García Calderón, uno de mis cuentos favoritos, que coincidentemente termina de la misma manera, asimismo, hay dos microcuentos iguales que corresponden a diferentes participantes, eso si creo que fue un error de edición.

Considero que hay que resaltar el gran esfuerzo de este colectivo al apoyar a los nuevos escritores organizando este tipo de concursos, nuevos valores que quizás con el tiempo sean mucho más conocidos y lleguen a deleitarnos con sus maravillosas obras.

 
Les dejo con algunos microcuentos:


El poder de una sonrisa
De una excavación arqueológica se encontró la sonrisa de un niño que al parecer había permanecido atrapada en un frasco de mermelada durante años. Como el valor era incalculable pusieron el mayor cuidado en la extracción de la pieza pero al sacarla, la fuerza de su interior fue tan grande que se rompió en mil pedazos, quedándose el cielo todo cubierto de estrellas.
Érika Gonzales Leandro - España


Luna de hiel
Luna de miel idílica. Ningún lugar como el Caribe para perderme en sus playas, ningunos brazos como los suyos para dejarme querer. Una aleta de tiburón nos sobresalta. Sus brazos se vuelven traicioneros y nadan para salvarse así mismo. Espero que el tiburón me devore. Las risas de unos niños celebrando que su nuevo juguete resultaba creíble me sacan de mi parálisis.
Beatriz Gómez Pecci - España 


Ella tomó las riendas 
No me cabe duda que hoy comprará la pistola. Hacía tiempo que lo venía avisando, pero mi padre no quiso atender ni entender. Ni siquiera nosotros, ni mi hermano ni yo hicimos el más mínimo caso a nuestra madre. Así que ha cogido el coche sin dirigirnos más que una lacónica despedida.
Y ahora la vemos entrar por la puerta. Nosotros seguimos agazapados en la cocina mientras ella se acerca decidida, con paso firme y pistola en mano. A ver si de una vez puede sellar la junta del fregadero.
Francisco M. Moreno del Valle - España 


Cosquillitas
Me levanté sigilosamente sin hacer el menor ruido. Me acerqué a ella en el más absoluto de los silencios. Levanté la frazada, luego la sábana, luego su pijama. La desperté a besos y cosquillitas en la panza. Y ella me regaló la más hermosas de las risas de bebé que haya oído.
Gustavo Rodiño - Argentina


El gatillo
El tipo que empuñaba la pistola estaba situado a escasos metros de mí. Lo observé por el rabillo del ojo: no iba a tardar mucgo en apretar el gatillo. No podía dejar que los nervios me traicionasen, un paso en falso y ahí acababa todo...fueron unos instantes de máxima tensión y a punto estuve de precipitarme, pero logré mantener la calma. Cuando oi el disparo me lance a correr como un poseso. Tardé diez segundos y ocho décimas en cruzar la meta. Fue mi mejor marca.
Jordi Norera Bernús - España


Alborozo infantil
- ¿Y no hay piñata?
- No, no hay piñata.
Y tuvo que conformarse con el coro familiar que le cantó "Cumpleaños feliz" alrededor de la mesa, y sopló con dificultad la única velita encima del pastel que, con figura de parafina formaba un número cien.
José Ramón del Valle González - Perú


Presentimiento
Las infidelidades en el barrio eran frecuentes. Como siempre, sus amigos de taberna le contaron el pecado, sin mencionar pecadores.
En esa oportunidad, a diferencias de las anteriores, se estremeció al notar que todos lo miraban de reojo.
Luis Gutierrez Gonzal - Estados Unidos


A vez una vía
Estaban Blancacienta, Caperunieve y Cenicita florando juntes en el bosque. Vino el lofe boroz y de un modaco se las boquió. Snif.
Patricia Folco - Argentina

                       

1 comentario :

  1. Hola, mi nombre es Santiago Hernández y uno de mis relatos fue publicado en esa antología: se títula "Verdun". El archivo original lo perdí y hace más de dos años intento comprar un ejemplar del libro o que algún solidario propietario trancriba mi relato y me lo haga llegar a traves de un correo electrónico. De antemano agradezco la colaboración, que sé algún camarada escritor o lector me brindará. lavozaltanera@hotmail.com (Bien sea la forma de adquirir el libro o la transcripción de mi relato).

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