Los diablos
Autor: José Antonio G. BlázquezEditorial: Plaza & Janés
Año: 1974
Dedicatoria: "a la Triste Condesa"
Portada: C. Sanroma
Páginas: 255
Año de la primera publicación: 1967
Tony recibe en su departamento de Madrid a su hermano menor, David, enviado por su madre y recuerda cuando hace unos años atrás Guillermo, su hermano mayor, tuvo que recibirlo a él. La historia se repite.
Sin ambiciones ni metas, con un padre ausente y una madre que más piensa en ella que en sus hijos, Tony lleva una vida desordenada, sintiendo que no encaja en el mundo. ¿Que hará ahora que tiene a cargo su hermano?
Sin ambiciones ni metas, con un padre ausente y una madre que más piensa en ella que en sus hijos, Tony lleva una vida desordenada, sintiendo que no encaja en el mundo. ¿Que hará ahora que tiene a cargo su hermano?
Primera novela del escritor español José Antonio G. Blázquez, narrada en primera persona. Nos introduce en el mundo de Tony, un joven de condición económica alta que vive en Madrid aunque él siente que no pertenece a ninguna parte y viaja constantemente por diversas ciudades como huyendo de algo. Sin embargo, no puede huir de sí mismo, de sus complejos, de sus pensamientos que lo atormentan, de la incapacidad por construir lazos amicales y sentimentales y sobretodo, del gran conflicto que tiene al odiar a su hermano Gerardo, un escritor bohemio, por parecerse tanto a él y sin embargo, inconscientemente seguir sus pasos.
Con una prosa ágil y una buena construcción de la psicología de los personajes, Los diablos te sumerge en el mundo de una familia disfuncional, del vivir por vivir, de los conflictos existenciales, de la angustia por no tener una identidad propia, por no sentirse a gusto con uno mismo, de no tener límites, del refugio temporal que se pueden encontrar en algunas personas y lugares que te brindan fugaces momentos de satisfacción y que al final solo queda el vacío nuevamente.
Andar. Mi vida es andar, mirar, jugar a perderme en esta ciudad en la que ya no puedo perderme porque la conozco demasiado. Madrid, cerca del río, con sus avenidas llenas de niebla... No hay nadie esta noche, sólo las luces amarillas y un rumor lejano impalpable. El viento es frio y hace que me encoja. Me siento pequeño, malo. Como si hubiera huido de mi casa y no supiera adónde ir.
Pág. 15
La mañana. Despertar cansado y sin ganas de nada. La mañana. La muerte. La muerte es esta vida mía. Morir es no saber y no saberse. Estoy muerto, y me busco hecho sombra. No tengo veinte años, sino la edad del universo. Miles de estrellas perdidas, horas desprendidas de un reloj sin origen. Y, sin embargo, aún no he nacido. Me toco, intento reconocerme: estoy aquí, en la cama con Enma.
Pág. 23
- No te alarmes, querido. Sólo quiero mirar tus libros. Ah, Sartre, Mauriac, Henry Miller... Bonito cóctel. ¡Oh, el Diario de Catherine Mansfield! ¿No es delicioso?
Nina se volvió hacia mí.
- Qué solo estás -dijo.
- Me gusta estar solo. La gente me irrita.
- Qué difícil debe ser tu vida...
Pág. 81
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