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El círculo del punto - Ann Hood





El círculo del punto 
Título original: The Knitting Circle
Autora: Ann Hood 
Género: Novela
Dedicatoria: "Para las tejedoras. Para las amigas"
Traducción: Montse Batista
Editorial:Planeta/Booket
Año: 2012 
Páginas: 376 
Año de la primera edición: 2007







Tras la repentina pérdida de su única hija, Mary Baxter es incapaz de leer o escribir, actividades que antes la entretenían. Siguiendo a regañadientes el consejo de su madre, se une al Círculo del Punto para aprender a tejer y así llenar sus días de soledad. Aunque empieza con una actitud reacia y poco social, poco a poco se va acercando a las otras mujeres del Círculo, y descubre que todas están allí por algo más.

A través del punto, Mary, Alice, Scarlet, Lulu, Beth, Harriet y Ellen descubrirán la esencia de lo pequeño. Aprenderán cómo un ovillo de lana y unas agujas pueden hacerles la vida más fácil y entenderán que disfrutar de la sencillez de hilvanar el tejido no sólo las puede ayudar a superarse a ellas mismas, sino que las hará sentirse mejor y vivir de manera más plena.








El dolor más grande que puede sentir un ser humano es la pérdida de un hijo, de eso no hay duda, y eso lo sabe bien Ann Hood, la autora del libro quien decide escribir, a partir de su propia experiencia al perder a su hija Grace, la historia de Mary Baxter, una periodista que tiene que enfrentar junto a su esposo Dylan la pérdida repentina de la hija de ambos: Stella, una linda niña de cinco años, a causa de la meningitis.

El libro está dividido en diez partes, iniciándose cada una de ellas con un fragmento relacionado al arte de tejer. Asimismo, cada parte está dividida en dos capítulos: uno de ellos relata la historia de un integrante del Círculo del Punto y el otro las reuniones que se van dando en este Círculo.

La autora nos hace vivir el día a día de Mary, de su proceso de duelo, de lo terrible que resulta despertar cada día y seguir con su vida sin tener a su niña. Es por ello que casi sin ganas y sin nada que perder decide asistir al Círculo del Punto, un grupo de tejido, y aunque en un inicio se siente incómoda al encontrarse con personas que ella nota como tranquilas y satisfechas con sus vidas y que no serían capaces de entender su dolor, llega a conocer las historias de cada una de ellas, historias tristes y terribles por las que han tenido que pasar y aún pasan, comprendiendo que las reuniones del grupo son algo más que solo sentarse a tejer, aprendiendo poco a poco a procesar su dolor, ser útil a los demás y encontrando razones para seguir adelante.

El tejido tiene un papel importante en el libro. Será la manera en que Mary y los demás puedan ocupar su mente y su tiempo sin pensar en sus problemas y sobretodo no hundirse en ellos, como un modo de relajo, una forma de distracción, una manera de elaborar algo de a pocos.

Un libro realista, conmovedor y entretenido, que nos hace vivir cada historia, que nos lleva a explorar el dolor, las emociones y sentimientos humanos, nos hace valorar la vida y la amistad, nos enseña a ser más tolerantes y comprensivos con los demás y a no juzgar por las apariencias. Un libro para disfrutar en la intimidad del hogar, cómodamente y con una taza de café en este frío invierno limeño.










 

La madre de Mary llamó por teléfono la mañana del funeral de Stella.
-Tienes a tanta gente contigo -dijo- que si vuelvo esta mañana, sé que lo entenderás. El último vuelo llega pasada la medianoche y tú tienes a tanta gente contigo...
Mary había fruncido el cejo sin creer lo que su madre le estaba diciendo.
-¿No vas a venir? -preguntó.
Pág. 26


...Tenía todas las horas ocupadas, miles de cosas que hacer y en las que pensar. Los libros, por ejemplo. Siempre estaba leyendo dos o tres. Tenía uno abierto en la mesa de centro, otro junto a la cama y un tercero, de poesía o relatos cortos, metido en el bolso, para leerlo mientras Stella correteaba con sus amigos en el parque del barrio.
Pág. 31

 
Mary no podía decepcionarlo diciendo que incluso su propio idioma ya le resultaba difícil de manejar, que memorizar conjugaciones verbales y vocabulario nuevo le sería imposible. El dolor era el único lenguaje en el que podía expresarse. ¿Cómo podía ser que él no lo supiera?
Pág. 33


- Me ha llevado toda la semana hacerlo - protestó ella.
Alice le puso el hilo entre las manos y sonrió:
- La cuestión no es terminar, sino tejer. Es la textura, el golpeteo de las agujas, la manera en que se van formando las pasadas.
Pág. 36


Los rostros de las mujeres del Círculo del Punto aparecieron en su mente. Le gustaba que fueran desconocidas, ajenas a su historia, a su tragedia. Y cayó en la cuenta de que ella tampoco conocía sus historias. Por lo que Mary sabía, cada una tenía su propio secreto, todas hacían punto para... ¿qué era lo que había dicho Scarlet? Para sobrevivir.
Pág. 48


El olor de la lana la tranquilizaba, igual que antes lo hacía el olor de los libros viejos y la cera para muebles de las bibliotecas. Mary todavía recordaba que la escena del baile de Ana Karenina la había ayudado a calmarse tras una de las diatribas de su madre; que un verano, el beso bajo las lilas de Marjorie Morningstar le había permitido olvidarse de su corazón roto; que Miss Marple solía hacerla sonreír.
Pág. 55

- Soy Scarlet -anunció la voz al otro lado del teléfono-. Se me ha ocurrido que quizá podría pasar a recogerte.
- Estoy tejiendo -contestó ella.
- ¿A las seis?
Las hojas de hermoso colorido caían con un revoloteo del árbol que crecía en el jardín, y Mary se quedó mirando cómo se alzaban, flotaban en el aire y luego descendían.
- Hay veces -añadió Scarlet- en que es necesario salir de casa. Salir de tu mente.
Pág. 78


- ¿Sabes las cuentas del rosario? -preguntó-. Tejer es lo mismo. Un punto es como una plegaria, igual que cada cuenta es una oración. Es perfecto para la contemplación.
- O para evadirse- dijo Mary.
Pág. 117


- ¿Has oido hablar alguna vez de Sadako?
Mary le dijo que no con la cabeza.
- ¿En serio? Es aquella chica asombrosa que sobrevivió a Hiroshima. La bomba A, ¿sabes? Y que al final fue víctima de un horrible cáncer. Supongo que muchos de los supervivientes lo sufrieron. Por la radiación. El caso es que su amiga decidió que si hacía mil grullas de papel, Sadako viviría pese a tenerlo todo en contra. De modo que todos sus amigos, después muchos escolares japoneses y luego todo el mundo empezaron a hacer grullas. Pero no lograron hacer mil y Sadako murió.
Pag. 128


...El dolor era como un zumbido que sentía por todo el cuerpo. Se despertaba en mitad de la noche, sobresaltada y confusa, la habitación del hotel la desorientaba y pensaba: "¿Dónde está Stella?" Entonces se incorporaba en la cama, echando de menos a su hija mientras aquel zumbido resonaba en lo más profundo de su interior.
Pág. 137


- Pienso en ti cada día- dijo Jill finalmente.
- Gracias- respondió Mary.
- Si Lacy hubiese muerto, yo ni siquiera sería capaz de tenerme en pie.
- Lo harías.
- No. No sé como puedes hacerlo tú.
Pág. 138


...En cierto modo, las historias son como una labor de punto, ¿no te parece? Todo está entrelazado - inhaló profundamente y añadió-: es complicado.
Pág. 144


La sometieron a una operación, a otra a los tres años y otra más a los siete. Y ahora estamos esperando un corazón nuevo. No podrá sobrevivir sin un transplante. Cuando oigo sirenas por la noche, rezo para que sea un corazón compatible. Que Dios me perdone, pero lo hago.
Pág. 156


Un buen tejedor
En realidad, lo único que hace falta para convertirse en un buen tejedor es lana, agujas, manos y una inteligencia ligeramente inferior a la media. Claro que el hecho de poseer  una inteligencia superior, como la tuya y la mía, siempre supone una ventaja.
Elizabeth Zimmermann
Knitter's Almanac
Pág. 171

 
En la puerta de casa había unas cuantas cosas esperándola. Plantas lozanas, rosadas y ostentosas. Tarjetas. Notas. Sería peor si nadie recordara a Stella. Mary lo comprendía y agradecía todos aquellos presentes. No obstante, cada pétalo, cada palabra, le rompía el corazón una y otra vez.
Pág. 181


¿Qué eran ellos dos sin ella?, se preguntaba Mary. Ambos pasaban por la vida y por su matrimonio como si fueran zombis. Todavía hallaban consuelo en el cuerpo del otro, pero ahora a Mary le preocupaba que, con el aturdimiento de la pena, ni siquiera se hubiese percatado de que su marido se estaba alejando de ella.
Pág. 205


...el corazón le latía con fuerza y cuando él levantó la mirada y le sonrió, se le aceleró aún más, llenándole el pecho y la garganta. Lo amaba. En aquel instante lo supo con más certeza que nunca.
Pág. 206


Entonces se marchó a la guerra, por supuesto. Todos lo hacían. Antes de irse, no dejaba de parlotear sobre el amor, el matrimonio y todos sus planes. Yo lo dejaba hablar. Al fin y al cabo, eso era lo que las chicas hacían por los chicos que estaban a punto de marcharse a la guerra. Les dábamos esperanza. Algo que les proporcionara ilusión. Algo en lo que pensar mientras estaban allí.
Pág. 216


Mientras lloraba, pensaba en lo asombroso que era que una persona nunca se quedara sin lágrimas.
Pág. 236


Y entonces Mary fingía volver al trabajo mientras que sus ficheros sobre la calceta iban engordando con hechos sobre culturas que la utilizaban para expresar dolor u opresión.
- ¿Y todo esto cómo encaja en el artículo que estás escribiendo sobre el asunto aquí en la ciudad? -le preguntó Eddie después que ella le diera una larga explicación sobre el punto y los incas del Perú.
Pág. 271


Sufrimiento común
La pena y el dolor profundos entretejen los corazones con lazos más estrechos que los que puede llegar a forjar la felicidad; y los sufrimientos comunes son mucho más fuertes que las dichas compartidas.
Alphonse de Lamartine
Pág. 309