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No estamos solos






Autor: Pablo Antoñana
Género: Novela
Dedicatoria: "a la memoria de Jesús Chasco, hermano de mi madre"
Editorial: Ediciones A.U.L.A - Año: 1963 
Páginas: 196
Calificación: 3/5



No estamos solos de Pedro Antoñana ha sido ganadora del Premio Sésamo de novela corta el año 1961. Cuenta las experiencias y reflexiones de El Tigre, apelativo con el que se conoce a un sargento que forma parte de las huestes del Coronel Urrutia, bando perdedor en una guerra civil (última guerra carlista).

El libro está compuesto de capítulos numerados. Diez en total y en su mayoría cortos. Al principio me perdí un poquito, no me ubicaba en el tiempo y el espacio donde se desarrollaba la historia. Sabía que había de por medio una guerra, pero nada más, pues no te dan más detalle. Es a partir del segundo capítulo en que todo se va aclarando.  

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De El Tigre, el autor nos da pocas referencias personales, es más, en ningún momento se menciona su nombre real, solo sabemos que se creía culto y educado, que leía los diccionarios y manuales de administración, y cuando encontraba palabras nuevas para él, las subrayaba, las anotaba en un cuadernillo, empleándolas cuando había oportunidad. En lo que si el autor he enfatizado y es lo que vamos conociendo en su forma de pensar, sus reflexiones, actitudes, experiencias y sus acciones después de perder la guerra. Los hechos son narrados en forma cruda.

En resumen, es una obra que me ha gustado mucho aunque por momentos me parecía un poquito repetitiva, pero es recomendable. 



Llegaban a donde el estaba con sus jumentos famélicos, costillar y piel, cascos comidos por  las piedras de los caminos, sin herrar, sangrantes. Hombres y mujeres haraposos que hurgaban apresurados los uniformes de los cadáveres. En los bolsillos no había otra cosa que migajas, cuerdas y cortaplumas. Desnudaban a los muertos y dejaban expuestas al sol sus carnes amarillentas, lacias y sin brillos. Fray Carmelo les reprendía (Pág. 69)


Solo os pido una cosa. Tener presente cuando desnudéis a un cadáver que es un hombre. Depositario de un alma que hasta hace un segundo, o quizá en aquel mismo momento, se albergaba entre los entresijos de ese mismo cuerpo. No es grato a Dios dejar a los muertos desnudos. Enterradlos, es obra de misericordia.

Los mendigos se santiguaban pero nunca obedecían. (Pág. 70)


- Nos liquidarán antes de llegar a casa.- Estamos sentenciados a muerte.- Y hay una horca y un verdugo con órdenes por escrito.El Tigre salió al paso:-A callar ahora mismo. Esas cosas no se dicen y todos sabemos que desde que nos parieron estamos sentenciados a muerte. No ha de quedar ni rastro de nosotros. Alguna vez tiene que ser. A callarse ahora... (Pág. 74)